Desde el pasado mes de mayo, ayuntamientos de todo el Estado español como Madrid, Zaragoza, Valencia, Huesca, Zamora, A Coruña, Alzira, Gandía, Sueca y un largo etcétera han marcado distancia respecto a las corridas de toros, con opciones que van desde la suspensión de ferias a la retirada de ayudas, la renuncia a palcos o el anuncio de consultas populares sobre el tema. Parece claro hacia dónde soplan los vientos de la historia. Solo hay una excepción en sentido inverso: Donostia. Basta ver esa lista para constatar que donde el Gobierno local de Bildu dio un paso adelante hacia el futuro, el de PNV-PSE ha impuesto un retroceso hacia el pasado. La presencia de Juan Carlos de Borbón, la retransmisión en directo por La 1 y la escenografía general del acto han añadido un plus de esperpento a todo ello, por lo que es probable que en el PNV haya quien se sienta arrepentido de la decisión.
Cualquier gobierno con sentido común sabe mantener, aunque sea a regañadientes y de tapadillo, los avances de sus predecesores, independientemente de su color político. El de Goia muestra unas miras muy cortas al embarcarse en esta operación condenada al fracaso a medio plazo.
Editorial de GARA
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