Recientemente, con ocasión del cambio de denominación de la plaza conde de Rodezno de nuestra ciudad, el exdiputado por el PP Jaime Ignacio del Burgo expone en este mismo medio una loable defensa del citado conde de Rodezno, alegando que para justificar políticamente tal decisión la Corporación municipal, así como diversa prensa abertzale, ha vulnerado gravísimamente su honor, al afirmar que “se pone fin al agravio de 50.000 fusilados en su tiempo de ministro de Justicia durante la Guerra Civil, de enero de 1937 a septiembre de 1938”, nos dice que no firmó ni una sola pena de muerte porque todo dependía de la jurisdicción militar, al margen del ministro de modo que todo es una absoluta falsedad. (klik egin-ver más)
Josu Goñi Tirapu
El señor Del Burgo defendiendo a asesinos ¿Qué raro no? Él, siempre tan "anti terrorista" y muy de decir "con las víctimas". Eso sí, con las de su ideología, las otras, que les den. No es, de todas formas, algo inusual entre los nazionalcatolicos del pasado que ahora están enmascarados de "demócratas de toda la vida" estas exculpaciones de amiguetes ideológicos. Ya es casualidad que todo un ministro este al margen de lo que hacen sus subordinados y no tenga responsabilidad alguna de nada. De esto sabemos un rato: cuando se le condena a un funcionario del Estado por torturas u otras violencias y terrores ocurre lo mismo: que nadie, ni los que estaban a su lado, ni su jefe inmediato, ni sus jefes políticos, son responsables de nada. Y el agente, bueno, sólo la mitad, la otra mitad estaba cumpliendo con su deber coercitivo. La cosa cambia y mucho cuando el acusado es de la acera de enfrente. Entonces no sólo él es el sin resquicio de duda alguna responsable, sino que un conocido de un primo de un cuñado de un amigo suyo, también. Por eso si en lugar de hablar de terroristas mayores como el mentado y defendido por Del Burgo, habláramos de los menores, de ETA, por ejemplo, nadie osaría decir que la cúpula de ETA no fue responsable de lo que sus comandos hicieron o, peor aún, que los comandos hacían lo que querían al margen del permiso o no de la cúpula y que, por tanto, la cúpula era inocente. Pues esto es lo que hoy nos dice Del Burgo: que un personaje, ministro de una dictadura terrorista y criminal, no es responsable de nada. Que eso sólo ocurre cuando los crímenes los cometen los enemigos de launagrandeylibre.
ResponderEliminarEl día que por fin se declaré, porque hay que hacerlo así, al nacionalcatolicismo/franquismo como terrorismo, este señor será muy difícil que no esté en la cárcel.