lunes, 6 de noviembre de 2017

POLÍTICA LINGÜÍSTICA, EL CAMBIO NECESARIO

En Navarra padecemos, desde hace décadas, un debate sobre política lingüística tan viciado como frustrante, presidido por una permanente desconfianza sobre los propósitos que esconde cualquier posicionamiento o propuesta al respecto y polarizado en torno a dos posturas extremas. Unos desearían ver al castellano como única lengua nacional, oficial y común, otros al euskera como única lengua nacional, oficial y común, y viven la presencia de la otra lengua como una imposición y su desarrollo como una amenaza. Sí, sé que la inmensa mayoría de la sociedad navarra no comparte esos posicionamientos extremos, nadie admite defenderlos y acepta la convivencia de lenguas, el plurilingüismo y la cooficialidad. Pero, por desgracia, las posiciones extremas siempre están de algún modo presentes para enturbiar el debate, sembrarlo de cizaña, hacer muy difícil el diálogo e imposibles los consensos, aunque solo sea al ser presentadas por sus contrarios como una amenaza real. En general consiguen con sus discursos que la mayoría recele y se coloque en una de estas posiciones, la que considera que cualquier avance en la presencia del euskera en la sociedad, en la Administración, en la enseñanza, es insuficiente, y la que considera que cualquier avance en esos campos es excesivo y peligroso.  (klik egin-ver más)
Miguel Izu, en Diario de Noticias

1 comentario:

  1. No comparto la aseveración sobre que los hay que sólo quisieran una lengua vasca. Todas las personas que he conocido amantes o hablantes del euskera pretenden el bilingüismo y no el monolingüismo. No así los detractores, los enemigos acérrimos del euskera. Una enemistad, no lo olvidemos, que ha sido fomentada institucionalmente porque es un dogma del nazional catolicismo vigente desde 1936. Notoria fue la animadversión de unos de los cabecillas del terrorista Glorioso Movimiento Nacional: Tomás Domínguez Arévalo (conde Rodezno)… Desde 1776 y durante 241 años hasta hoy, se han venido redactando leyes de odio y desprecio contra la lengua vasca y, como acontece en el ahora mismo, acabar con tal “lengüicidio” lo convierten, quienes así actúan, en ataque e imposición, llegando con ello al colmo de la desvergüenza. Pero como el camino esta allanado, el nacionalismo español existe y la gente prefiere no esforzarse y aprenden lo menos posible de todo, lo tienen muy fácil cuando despotrican contra su enseñanza y uso. Sin olvidar que lo que sucede en Navarra sucede, por ejemplo, en Castellón, donde el idioma vernáculo también es arrinconado institucionalmente. Todo ello sin olvidar la falacia de los números respecto de hablantes del euskera para hacer demagogia: en Nafarroa como el Araba, Bizkaia e incluso Gipuzkoa, la mayoría son castellano parlantes y siempre son minoría los monolingües. Por tanto lo que no es pernicioso en las provincias de la CAV no lo puede ser en Nafarroa: si en la CAV, en Araba o lugares de Bizkaia y Gipuzkoa, de gran población castellanoparlante como Irún, Eibar, Barakaldo… el bilingüismo obligatorio no es ningún drama tampoco lo puede ser que en toda Nafarroa aconteciera lo mismo, cosa que no sucede, porque la nueva reforma sólo pretende facilitar las cosas a los que quieren sin obligar a los que no quiere. Pero los que desprecien aprender euskera deberán ser consecuentes con sus decisiones y saber que para trabajar en la administración pública, por lo obvio, deben ser bilingües para no discriminar a los euskalparlantes.

    Por otro lado, el sentido común nos dice que ahí donde hay dos idiomas no hay forma más sensata de paz social que preparar a toda la población en su conocimiento y uso para así evitar los problemas y situaciones que de lo contrario aparecen y que todos conocemos. Llevamos cerca de 40 años de autogobierno y si el bilingüismo hubiera sido una apuesta institucional hoy en Navarra de 40 años para abajo toda la población sería bilingüe y ningún problema que ahora tenemos tendríamos. Y es en esto en lo que nos debemos fijar, en el objetivo: que todos nos sintamos cómodos hablando nuestro idioma preferido pero dominando el otro para evitar imposiciones y enemistades que el monolingüismo siempre provocará... Por todo ello debemos estar alerta de aquellos que no pretenden la paz y la cohesión social; de aquellos que nos alertan de “imposiciones” y “adoctrinamientos” que, sin embargo, desembocan en integración idiomática: algo bueno; de aquellos que hablan de “libertad” mientras rezuman desprecio sobre todo lo que no sea su monolingüe idea de las cosas, porque esos nos llevan a la confrontación permanente y estéril: algo malo..

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