martes, 27 de febrero de 2018

COMIENZA EL BAILE

A  poco más de un año para las elecciones forales de 2019, comienza el baile de nombres en las derechas navarras. Presionados por el estancamiento electoral que reflejan las sucesivas encuestas y con el aliento de la creciente presencia política de Ciudadanos en el Estado, UPN y PP han comenzado a mover fichas con la incorporación de nombres a sus siglas con pretensiones más imaginarias que reales de cierto carácter estelar. La llegada de Burguete e Ibero a UPN se presentó como una vuelta a casa de dos personas que alcanzaron puestos y cargos de relevancia en los años 90 y comienzos de este siglo XXI al amparo de CDN. Vuelven a casa no por Navidad, sino por elecciones, que siempre abren huecos en las listas. En realidad, a estas alturas Burguete e Ibero parecen más un lastre que un fichaje brillante. A Burguete, entre otras cosas, le persigue la pesada mochila del despropósito urbanístico de Guenduláin, una espada de Damocles de unos 140 millones de euros que aún pende sobre las arcas forales. E Ibero lleva ya tiempo ejerciendo de a correveidile en los aledaños de Osasuna, un muñidor de conspiraciones en las altas instancias del club, y poco más para aportar ahora a UPN. El PP replica con el fichaje de Amelia Salanueva, una histórica de UPN -ha tenido todo tipo de cargos internos y públicos- arrinconada ahora por la actual dirección de Esparza. Parece que puede tener más relevancia pública Salanueva para el PP que Burguete o Ibero para UPN. La negativa de Esparza a valorar el cambio de casa de Salanueva es esclarecedor. Quizá por eso desde UPN se han apresurado a reprocharle que esa mudanza de siglas obedece sólo a cuestiones monetarias. Por la pasta, vaya. Se les va a hacer muy largo y duro este tiempo a UPN y PP.
Joseba Santamaría, en Diario de Noticias

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