La lengua gallega está atrapada en una paradoja. Tras resistir a 40 años de marginación y desprecio durante la dictadura, encara una preocupante crisis cuatro décadas después de que la democracia le abriera las puertas de la escuela y las instituciones. Los estudios sociolingüísticos alertan de que la transmisión a los niños del que aún hoy es el idioma más hablado en Galicia se está rompiendo. “La lengua necesita una alimentación diaria para sobrevivir, y lo que ha ocurrido es que los padres han dejado de hablarles en gallego a sus hijos”, opina Pilar Ponte, profesora en secundaria con casi 20 años de experiencia y premiada por sus innovadoras iniciativas para la normalización lingüística.
Sonia Vizoso, en El País
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