martes, 7 de enero de 2020

SUERTE

No cubriría una apuesta sobre lo que hoy va a acabar ocurriendo en el Congreso de los Diputados. Dos votos es una diferencia tan mínima que cualquier contingencia puede echarla por tierra. Hoy no valen ni gripes ni partos. Ni desgracias familiares ni sesiones de quimio. Hoy no puede haber escaños vacíos, y como los haya a sus dueños se les va a seguir con lupa, sobre todo si son de un partido como el PSOE, cada uno de cuyos electos ha sido bombardeado emocionalmente por la derecha para que no participe "en esta traición a España". A su España. A la España que representan todos esos partidos a los que hemos visto vociferar estos días en Madrid como hooligans de grada baja de graderío sur. Nada que en Navarra no hayamos presenciado desde la presidencia de Barkos en 2015, corregido y casi aumentado con la de Chivite, este último 2019. Lo de no detentar el poder la derecha lo lleva fatal, y peor aún si es vía pacto con todo lo que ella ha demonizado: izquierda no social liberal, republicanismo, nacionalismo democrático, independentismo. Hay bastante de sobreactuación en todo este ruido. Saben perfectamente que Sánchez tiene razón cuando dice que España no se va a romper. No caerá esa breva. Tampoco hay visos de que se vaya a convertir en una república bolivariana. Pero la indignación de los Casados, las Arrimadas, los Abascales y los Sayas también tiene su parte sincera. Los acuerdos que el PSOE ha suscrito con todas las fuerzas que pueden facilitar hoy la investidura del candidato socialista marcan una dirección en política social y territorial absolutamente contraria a la emprendida en estas últimas décadas por el Estado heredado de la Transición. Y ahí sí que Pedro Sánchez ha cruzado todas las líneas rojas que han encorsetado la política española de estos decenios. Por convicción o por necesidad, ese PSOE desmemoriado, cobardón e instalado en la moqueta se lanza a una aventura de proporciones todavía difíciles de calibrar. Habrá que desearle suerte. Para hoy y para los próximos años.
Aingeru Epaltza, en Diario de Noticias

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