lunes, 27 de octubre de 2008

LARRAGA, 72 AÑOS DESPUES


El 26 de octubre de 1936, 20 hijos de Larraga fueron sacados de la cárcel y llevados a fusilar a Ibero, en el valle de Olza, sin otro delito que haber luchado por el comunal, por un reparto equitativo de la riqueza. 72 años más tarde, otro 26 de octubre, cientos de personas, convocadas por la asociación Ahaztuak, han rendido homenaje a las 46 personas del pueblo asesinadas tras el golpe de estado fascista. El recuerdo se ha personificado especialmente en la figura de Maravillas Lamberto, violada y asesinada a los 14 años por querer acompañar a su padre Vicentón cuando sus verdugos le sacaron de casa.

Es duro estar aquí" ha dicho Fermín Valencia, mirando al Ayuntamiento desde el estrado colocado en la repleta plaza del pueblo, el primero de los cuatro espacios en los que se ha desarrollado el homenaje. Era duro hablar y cantar junto a Josefina, hermana de Maravillas, a las puertas del lugar donde encerraron a su padre y a su hermana antes de darles muerte.

Soraia, una de las joteras de Larraga tan célebres en los setenta tardíos que no habían vuelto a cantar juntas hasta hoy, ha sido una de las personas que han tomado la palabra. Al igual que lo han hecho otros miembros de Ahaztuak y Jose Mari Esparza, de Altaffaylla, sobre un escenario decorado con la bandera republicana, la ikurriña, la roja y la rojinegra, ha puesto de manifiesto que aquel castigo que a los muertos y a sus familiares se les impuso en nombre de Dios y de la Patria no acabó con sus ideas. Su calvario lo conocemos no por informes judiciales sino porque lo ha recuperado la memoria del pueblo. Y han alertado para que los alardes de memoria histórica a los que asistimos recientemente no sean una cortina de humo para reconducir la memoria de aquellos horrores hacia una vía muerta. Han denunciado la actitud del Ayuntamiento ragués y sus alusiones a la reconciliación que impulsó la transición y al respeto al dolor de "los dos bandos". Porque ninguno de los muertos había entrado en combate. En Navarra no hubo frente de guerra, sino miles de inocentes muertos, desapariciones, expolios, represión y pánico.

Tras leerse uno por uno los nombres de los 46 asesinados entre el sonido de la txalaparta y los aplausos ininterrumpidos de los asistentes, se les ha entregado claveles a sus familiares. Después, la mayor parte de los presentes se ha dirigido desde la plaza hasta la sociedad Zubigain, en el exterior de la cual se ha colocado la placa conmemorativa de Maravillas que el Ayuntamiento se negó a aceptar. El homenaje se ha renovado posteriormente en el cementerio ante la lápida colectiva colocada en 1979, donde han vuelto a cantar las joteras. Los actos han concluido con una comida popular a la que han asistido más de 400 personas.

Praxku

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