lunes, 4 de mayo de 2009

ALGO MÁS QUE UN DIVORCIO PRIVADO

El divorcio del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, es, por supuesto, un asunto privado entre él y su esposa, Verónica Lario; pero tiene unas implicaciones políticas importantes. Berlusconi y su partido, llamado Pueblo de la Libertad, se sitúan ideológicamente en la derecha cristiana y reiteran que la familia es el núcleo central de la sociedad. En todo lo que tiene que ver con el aborto, la investigación con embriones o la eutanasia, el partido de Berlusconi defiende siempre las mismas posturas que el Vaticano. Sin embargo, Berlusconi no predica con el ejemplo en su vida privada, y el motivo por el que Verónica Lario ha pedido el divorcio puede debilitar la imagen política de Berlusconi.

Está visto que a muchos italianos les gusta la forma de ser de Berlusconi, puesto que lo eligen en las votaciones una y otra vez. Ese machismo que exhibe en público, esa fama de conquistador de mujeres, hasta ahora le ha funcionado. Pero su intento de colocar en las listas para las elecciones europeas a un puñado de misses y modelos, sin ninguna experiencia política, ha sido demasiado burdo. Y, sobre todo, la acusación velada que ha hecho Lario de que Berlusconi tiene relaciones con una menor puede ser muy perjudicial para el primer ministro. De todas formas, este divorcio tendrá un efecto importante: Berlusconi deberá dar parte de su fortuna a Lario y eso provocará además disputas entre los herederos de Berlusconi, sus tres hijos con Verónica Lario y los dos de su primera esposa, Carla dall Oglio.

Está en juego, por tanto, todo el imperio inmobiliario, financiero y de medios de comunicación de Berlusconi, así que no es un simple divorcio privado.
Jesús Torquemada (eitb.com)

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