Todo por el pueblo pero sin el pueblo. La independencia política queda convertida en quimera lunar cuando desde una posición más allá del bien y del mal se quiere satisfacer los intereses de todos y todas. El populismo entra en juego en el bucle político municipal dejando atrás intereses de clases, problemas laborales y financiaciones más que dudosas de suntuosas propuestas constructoras. Y es así. Vivimos en la postmodernidad, en el renacimiento de un nuevo neoliberalismo que lo único que quiere satisfacer son los localismos. Porque el que se mira al ombligo y entra en el juego de la egolatría del yo por encima del nosotros no da problemas a los que generan la discriminación social y económica. Porque el que se alza baluarte de su pueblo, pongamos por caso Tafalla, mira hacia el otro lado cuando se cometen injusticias laborales contra los trabajadores de su pueblo: pongamos por caso la empresa de Lauroba u otras particularidades que en este devenir del postcapitalismo hasta los trabajadores son propietarios de los medios de producción entrando en conflicto contra los que no lo son.
(klik egin-ver más) Gregorio Ojer Bueno (en Diario de Noticias)
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