sábado, 2 de enero de 2010

ABORTO Y EDUCACIÓN SEXUAL

España está en el vagón de cola de Europa en el terreno de la educación sexual, pese a que la Organización Mundial de la Salud o el Parlamento Europeo han recomendado reiteradamente su impartición. A priori, aquellos que no son partidarios de que se legalice la interrupción voluntaria del embarazo deberían ver bien la posibilidad de que las escuelas impartan educación sexual, ya que las estadísticas indican que los países europeos con menor porcentaje de abortos son los que incluyen esta enseñanza en sus planes de estudio, con independencia de que tengan legislaciones abortistas muy permisivas. Sin embargo, este colectivo ha criticado la incorporación de la formación en salud sexual y reproductiva al sistema educativo, pues, en su opinión, los padres deben ser los que decidan cuándo iniciar la educación sexual de sus hijos y qué contenidos debe tener esta formación; pero ¿qué ocurre cuando los padres no asumen ese deber moral?

El objeto de la educación sexual es que los alumnos adquieran la formación necesaria para poder asumir la responsabilidad que supone mantener relaciones sexuales. No se trata de fomentar la promiscuidad sexual, sino de preparar a los futuros adultos para que, en el caso de que decidan tener relaciones sexuales, sean plenamente conscientes de sus consecuencias, y de que existen una serie de mecanismos para evitar los embarazos y las enfermedades de transmisión sexual. Los alumnos pueden obtener esta información por muchas vías, y la futura ley no afecta al derecho de los padres de aclarar y aconsejar a sus hijos, o de educarlos u orientarlos conforme a sus propias creencias o convicciones. ........Oscar Celador, profesor de Derecho Eclesiástico del Estado y de Libertades Públicas (en Público)

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