Después de tres años de trabajo, médicos forenses y arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi han logrado identificar 15 de los 114 cadáveres rescatados en las inmediaciones de lo que fue el penal franquista de Valdenoceda, en el norte de la provincia de Burgos. Los restos de esos 115 cuerpos exhumados han sido entregados hoy sábado 6 de marzo a los familiares en un acto que ha tenido lugar en el Ateneo de Madrid.
En este caso, a diferencia de lo que suele ser habitual en las fosas, los restos humanos no tenían señales de bala. Porque en Valdenoceda los asesinos no los balearon, sino que simplemente los dejaron morir de hambre y de frío.
Según declaró en su día Ernesto Sempere, uno de los pocos supervivientes de Valdenoceda, fallecido en 2007, sus mejores sueños eran siempre con pan. ¿Cuánta hambre puede tener una persona para que sus sueños consistan en un simple trozo de pan?, se preguntaba en sus memorias.
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