Las precarias condiciones de trabajo, la falta de formación y experiencia y las deficientes medidas de seguridad explican la elevada tasa de siniestros que sufren los jóvenes. 154.539 menores de 30 sufrieron un accidente en 2009.
En calzoncillos, jadeando por el frío en la puerta de una nave industrial. Aunque unos minutos antes el ácido sulfúrico le quemaba la cara, los brazos y las piernas, Samuel tuvo que salir al sol porque no soportaba más el agua helada de la ducha en la que se limpiaba el corrosivo. La ambulancia llegó y los doctores no pudieron pincharle de lo tensa que estaba su piel. Al fin le encontraron una vena en el pie. Entonces Samuel se durmió y el dolor desapareció un rato. Hasta que volvió a despertar. (klik egin-ver más) Economía Sumergida
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