No había llegado a la apostólica Galicia y ya se permitía el lujo de pegar su primer “tirón de orejas”, entrometiéndose en la política del Gobierno español, con la impunidad que le otorga su inmunidad diplomática y la debilidad que hace de España un Estado confesional encubierto, mal que le pese a nuestra Constitución. (klik egin-ver más)
Santi Ortiz (en Rebelión)
No hay comentarios:
Publicar un comentario