martes, 23 de abril de 2013

INTERMINABLE


Las mociones de censura que presenta Bildu son como las huelgas generales que convocan ELA y LAB. Sirven fundamentalmente para que nadie les pueda decir que no están haciendo algo. Mucha pirotecnia unilateral. Mucho humo con el que juega el viento. Mucha energía gastada en una coyuntura en la que ésta no es que abunde precisamente. Con resultados más bien escasos, aparte del efímero protagonismo de un día. Si algo evidenció la jornada parlamentaria del pasado jueves es el monumental embrollo en el que está metida esta provincia. A un lado del escenario tenemos una presidenta que ya se aferra al sillón como el Berlusconi de sus últimos años, por la cuenta que le trae. Una presidenta que lo es por partida doble. De un partido, UPN, sin credibilidad, por haber esquilmado hasta extremos obscenos los caudales públicos en los 20 años que lleva en el poder, y de un gobierno falto de recursos, inoperante, bajo mínimos y sin más arrestos que para seguir hostigando a los navarros que considera desafectos. Al otro lado, tenemos una oposición incapaz de pactar unos mínimos para echar del poder a una presidenta, a un Gobierno y a un partido que no es que estén tocados del ala, es que están abrasados en el fuego que ellos mismos han encendido. Ayer parecía que algo se movía. El PSN, después del papelón del jueves, se decía dispuesto a estudiar su propia moción de censura. Antes del mediodía Lizarbe lo desmentía. Estamos, pues, como estábamos. La presidenta sigue ganando batallas, de victoria en victoria hasta la derrota final. La oposición sigue perdiéndolas, ya sin otra esperanza que esperar a que la fruta caiga sola. Y el PSN, que no es ni lo uno ni lo otro, se limita a amagar y recular, cuando en realidad lo que desea es que esta legislatura no se acabe nunca. Si alguien o algo no lo remedia nos quedan dos interminables años de nada.
Aingeru Epaltza, en Diario de Noticias

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