domingo, 5 de enero de 2014

EN REIVINDICACIÓN DE LA DIGNA FIGURA DE PATXI GOÑI

La amarga confesión pública de Patxi Goñi de ser el autor material del sabotaje sufrido por nueve villavesas en el marco del conflicto en el que están involucrados trabajadores, usuarios, empresa y Mancomunidad de la Cuenca, nos retrae, además de otras muchas vías de análisis, a una reflexión sobre la utilización del sabotaje como elemento de lucha de la clase obrera. Hace poco más de 200 años, los trabajadores de Nottingham la emprendieron contra las máquinas en su intento de frenar la incesante espiral de despidos e imposición de salarios de hambre. Una respuesta primaria, a la luz de la historia, pero en definitiva, un movimiento de dignidad.
Conocimos a Patxi en su período de excedencia de su puesto de conductor, trabajando como permanente en la sede de su partido, desde donde, como a tantos otros, para nada adscritos a sus siglas, siempre terminaba por encontrar un hueco para atendernos. Fue él, precisamente, uno de los que nos ayudaron, de forma totalmente desinteresada, por mejorar técnicamente este blog, en su primera etapa. Su vuelta voluntaria a su anterior trabajo, a los horarios intempestivos a compatibilizar con sus responsabilidades familiares, evidenciaron poco tiempo después que tenía muchas más raíces en el movimiento obrero que en la disciplina de partido. Siempre comprometido en todos los frentes, aún cuando la coherencia le ocasionase contrariedades.
Probablemente el corte de cables fue una mala decisión suya que añada dificultades a la huelga y refuerce las posiciones de la empresa. Pero que nadie olvide las auténticas responsabilidades de calado que se dan en este proceso.. El error de la Mancomunidad al adjudicar la concesión a TCC o la voracidad de esta empresa, que recorta sin rubor en un millón de euros las retribuciones salariales al amparo de una reforma laboral diseñada exclusivamente para el beneficio privado. Patxi Goñi ha podido cometer un error, pero luchando por la dignidad de los trabajadores. Y su gesto final de inculpación, inusual por completo, le confirman como una persona solidaria, de las que dignifican la política y el sindicalismo.
Praxku

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