En la España del 92 siempre parecía verano. Sevilla inauguraba la Exposición Universal como evento de proyección que traería un progreso, riqueza y empleo que no llegaron. Una espléndida fiesta lúdica en la que se invirtió cuantioso dinero público, se saldó con pérdidas, y dejó languidecer sus restos por desatención. Cuando creímos que Felipe González era socialista y los Borbones una familia moderna y feliz. Susana Díaz era, entonces, una joven adolescente que ingresaba en las filas de las Juventudes Socialistas para desarrollar toda su carrera profesional en el PSOE.
Siempre parecía verano. Como en las Olimpiadas de Barcelona, el estallido de luces en el que el clan Pujol vio la oportunidad de asentar su ingente fortuna, amasada entre comisiones y maletines viajeros. Cuánto se nos ha robado en España desde entonces. Cuánto se ha engañado a la sociedad. (klik egin-ver más)
Rosa María Artal, en eldiario.es
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