Hace sólo unos meses que la antigua Iglesia de El Cristo de Caparroso ha conseguido ser declarada Bien Inventariado de Navarra y Príncipe de Viana ya había previsto intervenir este año. Sin embargo, las lluvias de las últimas semanas han deteriorado aún más el estado ruinoso de este emblemático edificio del siglo XIV. El alcalde, Aquilino Jiménez, señala que "la lluvia que ha caído en los últimos dos meses y medio, unida a la tierra y la maleza que tiene la cubierta, han aumentado tanto el peso que el andamiaje colocado hace varios años no ha podido aguantar".
Con este nuevo daño, la situación se complica porque según el alcalde "hay dos columnas vertebrales de la bóveda están apoyadas en el andamiaje y la recuperación que se iba a hacer, en principio de la torre, ya va a resultar más conflictiva por el tema de seguridad del personal. Entonces, hay que replantear lo que se va a hacer porque da la sensación de que si tocas algo, todo se va a venir abajo, pero los técnicos lo tienen que valorar".
La asociación local Amigos de El Cristo está preocupada porque la suma de daños aumente el coste de los trabajos y Príncipe de Viana considere imposible acometer la obra.
SER Tafalla
Que nos siga preocupando una iglesia, a saber, esos lugares creados por la tiranía religiosa católica a base de sudor y sacrificio ajeno para mantener viva la estupidez de un pueblo adicto al opio religioso, nos da una idea de lo poco que hemos cambiado en algo menos de 2000 años, puesto que como muy bien ha dejado escrito en su magnífico e imprescindible libro el vecino de Iruñea, Fernando Conde, el cristianismo fue inventado por el Emperador Constantino que encargó a un cuentista, Lactancio, (hoy lo llamaríamos escritor de comic), y que junto con otro personaje más cabal, Eusebio, de la nada se inventaron una religión monoteísta para imponerla sobre las muchas que había en el imperio romano. Gracias a Eusebio hoy sabemos que todo es mentira pues así lo dejó encriptado utilizando la palabra SIMON= falso… Así pues, preocupar, nos debería preocupar, que el libro de Fernando y Fernando sigan en el ostracismo más ramplón en vez de estar festejando la libertad mental que este hombre, y su esfuerzo y tenacidad, nos ha regalado desinteresadamente y sin dejarnos rémoras que luego tenemos que rehabilitar a costa de destinar recursos económicos que no nos sobran para cosas que nos sobran: como las iglesias
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