Soy fan de las recomendaciones que se nos hacen a los consumidores, esas del tipo “compare precios”, “no mire directamente al eclipse” o “guarde los recibos de compra”. Hace un par de días leí un estudio en el que una fundación nos decía que los navarros ahorraríamos un 28% en nuestra factura energética si aplicásemos mejorías en nuestros hábitos y en nuestro equipamiento. Daban montones de consejos, pero destacaban los habituales: uso de programas cortos de los electrodomésticos, que estos sean de la máxima eficiencia, usar bombillas de bajo consumo y, bueno, pues que no dejemos las ventanas abiertas todo el día en invierno y esa clase de perogrulladas. Lo curioso del caso es que vi que era la fundación que comparte nombre con la empresa que me pasa a mi la factura energética -que no la de la luz, que la tengo con Som Energía y tan feliz-, así que indagué y vi que eran lo mismo. Una empresa de estas enormes que también tiene su fundación. Y ya puesto, pues me puse a mirar mis últimas facturas, habida cuenta de que me habían avisado hace una semana de que en nada me cargan la de octubre-noviembre. Y comprobé con alegría que así como en junio el kilovatio hora esta buena gente me lo cobraba a 0,0447 euros, en octubre y noviembre y la primera semana de diciembre, que es lo que me van a facturar ahora, me lo cobran a 0,0519 euros. Y saqué la cuenta del incremento que esto supone y supone que en 4 meses este personal me encarece la factura un 16,2%. En 4 meses. Con lo cual, pese a haber consumido menos que el año pasado, bastante menos de hecho, la factura me sube varios euros. En todo caso, soy feliz, porque los mismos que me aconsejan que no tire el dinero por la ventana son los que me suben el precio por si acaso me da por ahorrar. Y es que a mí me gusta que el país vaya bien y un país sin grandes empresas de estas no es ni país ni es nada. Viva.
Jorge Nagore, en Diario de Noticias
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