miércoles, 26 de diciembre de 2018

LA "DESAVENIDA" DEL EJÉRCITO

Los militares dan pocas opciones: se les obedece, se les combate o se pone tierra por medio. Pocas veces tiene un ciudadano la posibilidad de discutir con alguno de ellos como personas normales.
Por eso hay que agradecer al general Palacios que podamos rebatirle su artículo Desprecio a un gesto de generosidad del Ejército, en el que muestra su enfado por la decisión del alcalde Asiron de quitar el nombre de avenida del Ejército y cambiarlo por el de Catalina de Foix, la última reina de la Alta Navarra independiente. Una decisión, dice el mílite, “basada en la pobreza de espíritu y movida solo por la inquina y el rencor... en la imposición ideológica y en la aversión al otro”. Nork nori.
Como opinión, vale. Pero cuando Palacios afirma que la avenida fue “abierta y construida en aquellos inmensos espacios que fueron donados generosamente a Pamplona por esta institución”, a uno le recorre un escalofrío por el espaldar histórico. Porque, señor general, esos terrenos tan generosamente donados habían sido antes robados, manu militari, por su filantrópica institución. Como fueron robados castillos o regaladas las murallas de nuestras ciudades a los militares castellanos que participaron en la conquista. La desesperación de Navarra en 1523 la expresaban así sus Cortes: “la gente de Guerra que en el Reyno está les ha hecho y hace muchos agravios... maltratándoles en sus personas y bienes a cuya causa han acaecido muertes, heridas, violencias y daños. Lo cual es en grande deservicio vuestro y total perdición y desolamiento del dicho nuestro Reyno”.
Jose Mari Esparza, editor (en Diario de Noticias)

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