lunes, 3 de agosto de 2020

UN ABRAZO A QUIEN LO NECESITE

        El 19 de junio de 2009 desayuné con varias llamadas en el teléfono. Me dijeron que ETA había asesinado en Arrigorriaga a un policía llamado Eduardo Puelles y sin mucha más información tuve la certeza de que se avecinaban días duros. Eran alrededor de las nueve de la mañana. Los medios andaban ya recogiendo declaraciones y recuerdo que hablé con Bizkaia Irratia. Entre otras palabras atropelladas dije algo que ahora me parece premonitorio. Si ETA quería obedecer la voluntad del pueblo vasco, debería desaparecer inmediatamente. Todavía no lo sabíamos, pero aquel fue su último atentado en nuestra tierra.

       Pasó el verano y el 13 de octubre todos los servicios informativos de la noche abrieron con la misma noticia. A las seis de la tarde, la Policía española había rodeado la sede del sindicato LAB y se había llevado detenidos a nueve dirigentes de la izquierda abertzale. Después de escuchar sus declaraciones, Baltasar Garzón encarceló a Arnaldo Otegi, Rafa Díez, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta y Arkaitz Rodríguez. El magistrado acusaba a los impulsores de Bateragune de formar parte de ETA. Su argumento era que los acusados pretendían forzar un alto el fuego y concurrir a las elecciones municipales y forales de 2011.  (klik egin-ver más)
Jonathan Martínez, en kamchatka.es

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