Las residencias de ancianos son un auténtico granero de votos para los partidos que detentan los mecanismos del poder, muy particularmente cuando éstos son de derechas. En cualquier pueblo de Navarra saben bien de qué va el asunto. Y el fenómeno adquiere caracteres de escándalo en el caso de asilos regentados por órdenes religiosas. La estampa del desfile de monjas con ancianos impedidos y dudosamente conscientes de sus actos por los colegios electorales para votar a quien todos sabemos no es nuevo. Algunas veces el fraude es tan zafio y chapucero que le toca pagar a algún pringado. Esto es lo que sucedió en Baeza (Jaén). (klik egin-ver más)
El Plural de Andalucía
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