
Se encomendó a la Virgen del Pilar --a la que visita a menudo-- y al segundo intento fue elegido alcalde, en el 2003. Trajo entusiasmo, autoestima y convencimiento con la ilusión de la Expo. Ya el mismo día de su consecución, embebido por la euforia, se metió en un jardín al cantar en París una estrofa de una jota poco conciliadora: La virgen del Pilar dice / que no quiere ser francesa / que quiere ser capitana / de la tropa aragonesa (klik egin-ver más)
El Periódico de Aragón
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