Los del CDN se han venido hoy hasta Beire para reunir a su Consejo Político. Lejos los tiempos en los que el tirón personal de Alli les permitía pescar en los más diversos caladeros del espectro ideológico navarro, ahora se ven en la necesidad de afrontar una etapa más que incierta, que ellos califican ahora como "atrayente", con una recién estrenada cornamenta de respetables dimensiones, y con pésimos presagios electorales.
En situaciones así hay que reaccionar con bravura y justo es reconocer que lo intentan. Porque se han propuesto hoy "seguir ocupando un espacio político que nadie ocupa hoy en Navarra, porque tener actitudes centristas, moderadas y sensatas no es consecuencia de una voluntad, sino de una manera de ser y de hacer". Bravo. ¡Rechace imitaciones!
Yo coincido con ellos en que a la política navarra le vendría muy bien contar con políticos de talla, conscientes de nuestra pluralidad socio-cultural, con voluntad de buscar puntos de encuentro, de tender puentes en el conflicto de identidades. Porque hay mucho que matizar y que transaccionar en esta tierra y hay mucha necesidad de nuevos talantes.
Tienen tiempo aún, por más que lo tengan difícil, de demostrar que en su declaración de buenas intenciones hay algo más que grandilocuencia y voluntarismo. Desde que UPN les expulsó del gobierno han intentado recolocar su imagen posibilitando la comparecencia de Amnistía Internacional en el Parlamento o con alguna propuesta de modificación, tardía e incongruente, de la zonificación lingüística. Pero para que el electorado moderado y proclive a la transversalidad, que desde luego existe, se pueda sentir atraído por esas proclamas, necesitarían empezar por reconsiderar públicamente anteriores actitudes, que como la participación en la manifestación de marzo de 2007, además de dilapidar la imagen que ahora aspiran a recuperar, contribuyeron sobremanera a empujar la política navarra en sentido justamente inverso al que recomiendan el espíritu de concordia y la gestión constructiva de la pluralidad.
Praxku
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