De esta modesta montaña del Pre-Pirineo, de poco más de 1.000 metros, destaca su ermita asentada en la aplanada cumbre. Gran referente tras Muskilda de las romerías salacencas, contiene una Virgen veneradísima, delante de la cual hasta tiempos recientes se conjuraba a los embrujados.
Su vegetación intermedia entre los valles pirenaicos y el almiradío de Navascués propicia un clima un tanto extremo, de inviernos crudos y veranos calurosos. El abuso de la explotación maderera también ha contribuido a alterar la vegetación.
El acceso más cómodo es desde Izal, ayuntamiento de Gallués. La subida es cómoda, una hora o más menos, paseo compensado con unas vistas excepcionales desde la aérea balconada de la cumbre.
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