sábado, 22 de mayo de 2010

LA VIOLENCIA

En torno a la manifestación en contra de la tortura convocada para hoy por decenas de colectivos, Batzarre afirma que "no rechazar simultáneamente la tortura y la violencia de ETA resta la fuerza y los apoyos que requiere la justa lucha contra la tortura y el resto de vulneraciones de los derechos humanos por parte de funcionarios del Estado o de otras administraciones". La pregunta surge automáticamente. ¿Por qué no se realiza una reflexión análoga con quienes critican única y exclusivamente las vulneraciones de derechos humanos perpetradas por ETA? De hecho, en el panorama político y mediático actual son infinitamente más numerosas las condenas de la violencia -formuladas así, de manera genérica- que dan a entender que sólo existe una violencia -la de ETA, por supuesto-, que por lo tanto conllevan la negación de la existencia misma de otro tipo de violencias -la del Estado, por ejemplo- y que por ende también niegan la existencia de sus víctimas. En la sentencia del caso Egunkaria, el juez Bermúdez, amén de declarar inocentes a los encausados, concede verosimilitud a sus denuncias de tortura. El director del periódico euskaldun, Martxelo Otamendi, nada más salir de prisión, con el rostro todavía desencajado, declaró ante la prensa que si eran capaces de torturar de manera tan brutal a un director de periódico, no quería ni pensar qué harían con un chaval de la kale borroka. Todos nos lo imaginamos. La mayoría calla. Y, por lo tanto, otorga. Escuché en una ocasión a la jueza Garbiñe Biurrun decir que uno de los dramas que ha generado la violencia de ETA es la aceptación por parte de la mayoría de la ciudadanía de la conculcación sistemática de derechos de todo tipo -humanos, civiles, políticos- perpetrada por el Estado. No puedo estar más de acuerdo. Más de una vez he escrito aquí mismo la opinión que me merece la violencia de ETA. No se trata de equiparar violencias. No se trata de comparar el sufrimiento de unas víctimas y de otras. Sí que se trata de que tanto unos como otros reconozcan la existencia y la necesidad de reconocimiento y rescarcimiento de todas las víctimas. Exigiéndoselo sólo a la parte más débil -los convocantes de la protesta de hoy, entre quienes, por cierto, ya hay quien lo hace-, no vamos a ningún lado.
Juan Kruz Lakasta, en Diario de Noticias

No hay comentarios:

Publicar un comentario