Koldo Arriola, un joven de 18 años, perdió la vida hace 35 años, pero su recuerdo sigue vivo entre muchos ondarroarras, incluso entre quienes ni siquiera vivían en aquellos tiempos, como se pudo comprobar ayer en la localidad vizcaina, donde decenas de personas se dieron cita frente al lugar en el que sucedieron los hechos.
El 23 de mayo de 1975 Koldo Arriola y otros dos jóvenes regresaban a sus casas después de una cena de fin de curso en Saturraran. Su «delito» consistió en pasar ante el cuartel de la Guardia Civil, instalado en el centro del pueblo, cantando en euskara. Los agentes les interceptaron y obligaron a Arriola a entrar en el edificio. A los pocos minutos se escuchó un tiro.
A la mañana siguiente, sus padres recibieron una escueta llamada telefónica de un alguacil confirmando los peores temores: que su hijo estaba muerto y que el cuerpo se encontraba en el depósito del cementerio. (klik egin-ver más) GARA
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