Durante los últimos años, los altos ingresos fiscales de las grandes ciudades españolas, impulsados por el crecimiento sin precedentes de la actividad constructiva, han hecho que sus gobernantes se hayan lanzado a la rehabilitación y mejora de los centros históricos de los cascos urbanos.
Estos procesos de rehabilitación pretendían cubrir principalmente tres objetivos: la recuperación de espacios peatonales perdidos décadas atrás para fomentar la fluidez del tráfico rodado; la puesta en valor del patrimonio histórico de estas zonas para la potenciación del turismo urbano, una fuente de ingresos poco explotada hasta ahora; y el fomento del uso residencial de un entramado urbano dedicado a actividades comerciales desde años atrás. (klik egin-ver más)
Enrique Cuesta, en Página Abierta
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