Durante 33 años he estado trabajando, he sido enfermera hasta que en 2005 me emitieron una incapacidad permanente profesional. Mi salario, que me daba para pagar mi casa y mantener a mi familia, pasó a ser una pensión. Había contratado la hipoteca en 1998; al principio pagaba 900 euros. En 2005 me dieron la incapacidad, cuando ni siquiera estaba la crisis. Pasé a cobrar una pensión de 1.200 euros que no cubría la cuota de la hipoteca, que había subido a 1.500 euros por la subida del Euribor. Les pedí que alargaran en el tiempo la hipoteca (que hicieran una novación) por una hipoteca menor. El banco no quiso negociar y he estado pagando hasta 2008; he sacado dinero de debajo de las piedras para mantener esa casa, en la que viven mis dos hijos, que son discapacitados. Cuando me quedé sin nada, comenzaron las amenazas: cartas, llamadas… Me deprimí y estuve en tratamiento. Escribí al presidente del Santander, el señor Botín y nunca contestó. (klik egin-ver más) Diagonal
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