sábado, 12 de febrero de 2011

LA PRESIÓN DE LOS EGIPCIOS ACABA CON MUBARAK


"¡Hosni barra, Masr Hurra!" (¡Hosni fuera, Egipto libre!), gritó la plaza Tahrir. La revolución popular egipcia alcanzó ayer su clímax con la dimisión del presidente Hosni Mubarak tras casi 30 años de dictadura marcados por la represión y la corrupción.
En un último acto de cobardía, Mubarak huyó de El Cairo con su familia rumbo a su residencia en el enclave turístico de Sharm el Sheij y dejó la papeleta al vicepresidente Omar Suleimán. Su secuaz preferido fue el encargado de comunicar al país, en la versión egipcia de Arias Navarro, que el presidente delegaba el poder en el Ejército. "Teniendo en cuenta las dificultades que está pasando Egipto, el presidente Hosni Mubarak ha decidido dejar el cargo de presidente de la república y ha encargado al Consejo de las Fuerzas Armadas administrar los asuntos del país", dijo Suleimán leyendo el comunicado con voz emocionada. En apenas 30 segundos acababan 30 años de dictadura.
Tras 18 días de protestas pacíficas, los manifestantes, jóvenes como la mayoría del país, estallaron de alegría. Habían completado un desafío épico que ha dejado cientos de muertos y miles de heridos. "El pueblo ha terminado con el régimen", cantaban cientos de personas en el puente Qasr, camino de la plaza Tahrir.
Público

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