La localidad sevillana de Guillena fue testigo de uno de los episodios más brutales protagonizados por las tropas de Queipo de Llano. Fue un 12 de octubre. La mayoría eran campesinas y jornaleras. Sus edades iban desde los 20 hasta los 70 años. Su único crimen fue estar casadas con hombres que como tantos en la comarca y en la época estaban vinculados a la CNT. No hubo más de lo que las pudieran acusar, porque tampoco hubo acusación, ni consejo de guerra. No consiguieron de ellas ni un dato que les acercara a los hombres que buscaban y por eso las mataron. Lo recuerda la cantautora Lucía Sócam, familiar de Granada Garzón, una de las víctimas.
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