Lo razonable desde la perspectiva partidaria era velar por el mantenimiento del poder institucional; lo más democrático, confrontar proyectos tanto en lo que atañe a la estrategia como en las formas de relacionarse con la militancia. Alberto Catalán se ha decidido a arriesgar su carrera política por sus ideales, huérfana Yolanda Barcina del apoyo expreso de Miguel Sanz cuatro años después, enmendando la plana a quienes le achacamos falta de determinación. (klik egin-ver más)
Víctor Goñi, en Diario de Noticias
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