"La jura de Felipe de Borbón subraya la continuidad democrática de la monarquía" titulara El País en 1986, el mismo diario que en el 77 reclamaba convertir la onomástica del Rey en "fiesta nacional". Después de que el franquismo sepultase a la sociedad bajo toneladas de propaganda con el cuento de su paz, el nuevo Rey, un convencido de esa falacia, pasó a convertirse desde la Transición, no ya solo en el acreedor oficial de la libertad, sino también en su garante. Nada más y nada menos. (klik egin-ver más)
Jesús Barcos, en Diario de Noticias
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