domingo, 20 de octubre de 2013

TOROS Y CULTURA

¡Aquellos sí que eran festejos! Los picadores cabalgaban jamelgos sin peto. Cada astado se podía permitir el lujo de despanzurrar a seis rocines y todavía sobraban cuatro. (klik egin-ver más)
Jesús Valencia, educador social (en GARA)

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