Cuando a usted le duele la cabeza, le duele la cabeza. Y lo sabe sin género de dudas. No necesita, en fin, preguntarle al médico. Lo que espera de él es que averigüe el motivo y le solucione el problema. Quizá haya doctores locos que cuando les explicas que te has llevado medio dedo cortando jamón, te aseguran que la herida que les muestras no es una herida. En todas las profesiones cuecen habas. Sabemos de psiquiatras que diagnostican como "falta de resignación cristiana" el ataque de angustia provocado por una situación de pobreza a la que se añade de súbito el embarazo de un feto sin cerebro, sin lengua, sin ojos, y con la espina bífida. Son los psiquiatras que le gustan a Gallardón y a Rouco Varela. Psiquiatras completamente locos, claro. Los psiquiatras no son inmunes a la demencia como los cardiólogos no son inmunes al infarto ni los peluqueros a la calvicie. No sabríamos decir si hay más locura entre los psiquiatras que enfermedades coronarias entre los cardiólogos. Lo que empieza a ser evidente es que el Dios colérico del franquismo se ha colado en el Consejo de Ministros y en el Parlamento, y en la educación y en la sanidad, y ha dado los primeros pasos para meterse en la vida privada de cada uno de nosotros. (klik egin-ver más)
Juan José Millás, en El País
No hay comentarios:
Publicar un comentario