Mucho se ha dicho en los últimos días sobre Podemos. Desde los insultos que llegan por la derecha del arco político y mediático hasta las loas que llegan por la zurda. No cabe duda de que la irrupción en escena de los de Pablo Iglesias supone un soplo de aire fresco para todos los que ansiamos un cambio social y político en España. Su éxito electoral alimenta un elemento del que estábamos huérfanos: la esperanza. Por primera vez las izquierdas que se sitúan fuera de la esfera de influencia de la socialdemocracia tienen una posibilidad, remota pero no imposible, de construir una mayoría social que le dispute a PP y PSOE los gobiernos de las instituciones municipales, autonómicas y, por qué no, nacionales. Es un objetivo demasiado ambicioso pero no inalcanzable. Y todo depende de que todas las organizaciones de la izquierda sean capaces de encontrar espacios de confluencia. Porque la transformación que ansiamos no vendrá de la mano de Podemos, ni de Izquierda Unida o Equo. Vendrá de la mano de un verdadero frente popular donde todas las organizaciones progresistas puedan convivir manteniendo cada una su identidad. (klik egin-ver más)
Batura, blog de Xabel Vegas
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