lunes, 21 de julio de 2014

KALIB VUELVE A CASA

En los dos últimos meses estoy usando un aparcamiento de Madrid con frecuencia, y ya, ahora, prácticamente a diario. En el rincón de las escaleras de salida había un mendigo. Solo le di dinero una vez, pero sí le saludaba al pasar, dado que él lo hacía. Hace unos días me lo encontré fuera de su puesto, arriba, en la calle, y mostró una notable alegría al reconocerme. Quedé altamente impresionada. Era la viva imagen del desarraigo. Alguien cuyos días transcurren sentado en el suelo, en el abandono, y que agradece una simple muestra de cordialidad.
Cuando terminé mi gestión y regresé a por el coche, el hombre me esperaba para mostrarme una especie de billete de viaje. Con dificultad en el idioma, aclaramos la cuestión: Kalib, que así se llama, es búlgaro y quería volver a casa, fracasada su aventura española. Trataba de recaudar dinero con ese fin. (klik egin-ver más)
Rosa María Artal, en El Periscopio

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