La cosa más destacable de estas ferias para mi fue trabajar en nuestra cafetería, pero después fue el ver todos los encierros desde el mismo punto, Sto Domingo 37, un día, y otro y otro. Desde nuestro local, se van tejiendo relaciones, gente que viene a correr delante de los toros todos los días, todos los años, y que por eso, para mi, deberían ser considerados ciudadanía pamplonica por derecho propio. Gente perdida que no sabe muy bien si el toro va p´arriba o p´abajo. Gaupaser@s que quieren disfrutar del espectáculo circense. Los carpinteros más guapos del mundo, la gente de la cruz roja, munipas... Gente que te cuenta, mientras toman un cafe a las 3 de la mañana, que el año pasado veía los encierros en la tele, enferma de cáncer, y que se había prometido a ella misma que si superaba el tratamiento, el año siguiente no se iba a perder ni uno. ¿Porque sienten tanto los encierros la gente que siente tanto los encierros?. Media hora antes de que nos cerraran el local por necesidades de seguridad y bla, bla, la cafetería olía a mierda. Muchos corredores entraban al baño y se dejaban el alma por el agujero que abre el miedo. Es algo escatológico contar esto, pero más escatológico es ver una persona tirada delante de tu local, con sangre saliendo a cada latido, de una arteria corneada. Y sobre todo, es escatológica la muerte, que este año, solo ha visitado el ruedo y se ha llevado por delante a más de 40 grandes herviboros después de torturarlos. (klik egin-ver más)
La Chula Potra
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