Mal asunto cuando nos tienen que poner una fecha para acordarnos de la violencia de género, de las enfermedades raras, del libro o de la paz. También del euskera. Quizás hasta de Navarra, si tenemos que creer a esos profetas del Apocalipsis en que se han convertido los portavoces de UPN. No soy un fervoroso de las causas a fecha fija. Remitiéndonos a los dos últimos ejemplos, para aquellos para los que la lengua vasca es nuestro idioma habitual, todos los días son los del euskera. Imagino que también para los que nacimos o vivimos en esta tierra todos los días serán los de Navarra, al margen del mayor o menor fervor -desde la erección permanente al absoluto refanfinfle- que el hecho provoque en cada uno de los interesados. El Día Internacional del Euskera se celebró por primera vez en 1949, organizado en el exilio de Iparralde por Eusko Ikaskuntza (Sociedad de Estudios Vascos). En 1995 fue institucionalizada por el Gobierno Vasco y Euskaltzaindia (Real Academia de la Lengua Vasca), pero el Ejecutivo foral declinó toda invitación para unirse a la celebración. Con el progresivo endurecimiento de la postura de UPN en contra del idioma, el navarrismo llegó incluso a tildar de “injerencia” el hecho de que la fecha coincidiera con la del Día de la Comunidad. Quizás sería políticamente preferible que esa coincidencia no se diera, pero no parece muy de recibo que el Día del Euskera se celebre en Leipzig, en Miami o en Rosario, y no en Pamplona. UPN no quiere otra fecha para el Día del Euskera, simplemente no quiere que se celebre. Al menos aquí. El Gobierno de Barkos tiene razón en su última campaña: Navarra no se entiende sin el euskera. Aunque a algunos les duela. Por lo que escribe en Twitter el trolerío organizado y pagado desde la plaza Príncipe de Viana, parece que mucho.
Aingeru Epaltza, en Diario de Noticias
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