Como dice en su título una página de Facebook, gentrificación no es un nombre de señora. Es el proceso mediante el cual los pobres son desplazados de sus barrios céntricos porque el mercado los rehabilita para gente con dinero. Tras décadas viviendo en edificios degradados y distritos ignorados por la inversión pública y privada, sus calles se reforman y sus alquileres cada vez son más caros. Pronto se tienen que ir. “Es la ley del mercado”, me dijeron en Lisboa, cuyo centro histórico se convierte en un gran airbnb. Con frecuencia la gentrificación es vista como un fenómeno positivo: se rehabilitan los edificios, se abren nuevas tiendas, se llenan los cafés. Sharon Zukin habla de “pacificación por capuchino”: los negocios tradicionales son sustituidos por nuevos locales de consumo para la clase media. (klik egin-ver más)
Iago Lestegás, en ctxt.es
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