El mercado de trabajo, no es exactamente un mercado, porque hay regulaciones y negociaciones y para eso la política de empleo, la política económica y la negociación colectiva juegan un papel; tampoco es de trabajo (porque lo que se mercadea no es empleo ni trabajo, dado que la mercancía en juego es la fuerza de trabajo en sí; ni es libre, porque los empleadores pueden imponer la mayoría de las condiciones. De tal manera que, históricamente, las patronales y gobiernos han tenido pocos problemas si crecía el desempleo si con ello se normalizaba un contexto en virtud del cual los trabajadores empezaban a aceptar unas condiciones de empleo peores, peor pagadas, menos estables y con menos garantías. Únicamente el contrapeso de la lucha sindical y la movilización obrera puede poner límites a este sobrepoder. (klik egin-ver más)
Daniel Albarracín, en daniloalba.blogspot.com
En Navarra tenemos a un gran entendido sobre cuestiones laborales y sociales que se llama Pedro José Francés que ha publicado una magnífica obra con la cual entenderemos mejor los porqués del paro, el fracaso empresarial, los sueldos de esclavo y otras penurias que padecemos los que tenemos que vivir del trabajo que somos casi todos. La obra se llama "LA MALDICION DIVINA" y está en blog en internet. Su enlace es http://lamaldiciondivina.blogspot.com.es/
ResponderEliminarEn tiempos de Tomás Moro –el autor de “utopía”, ya nos indicaba que sólo hacía falta trabajar 6 horas para poder vivir todos confortablemente. Fijémonos que en aquellos tiempos, el siglo XVI, no había la maquinaria y tecnología que hoy poseemos, y sin embargo, el tiempo predicho por Moro destinado al trabajar ni siquiera alcanzaba al que hoy destinamos, teniendo todos los medios mecánicos, técnicos y científicos inimaginables en el ayer. A todas luces alguien nos está tomando el pelo. Y como en el ayer, seguimos construyendo “pirámides” y trabajando como esclavos para “faraones” o lo que es lo mismo, trabajamos para el interés particular y no para el interés común. Deberíamos reflexionar sobre cuánta culpa tiene sobre nuestros males laborales el hecho de que para cubrir nuestras necesidades vitales que toda persona y comunidad humana tienen, es decir, la comida, el vestir, la vivienda, la educación, la medicina.. tengamos que trabajar no en su consecución, que sería lo lógico, sino en los deseos ajenos del patrón, el empresario, el capitalista… que no pocas veces nada nos aporta y muchas veces ni siquiera nos provee de lo que antes hemos dicho eran nuestras necesidades vitales individuales y colectivas. Hacemos mal en seguir defendiendo que para poder comer pan alguien deba obtener un beneficio con ello y sino no hay pan. Y peor aún: que sobre el fin de producir pan para comer, es decir, una necesidad básica, prime sobre todo el beneficio empresarial antes que la necesidad a cubrir: alimentar..