Es la última aportación de UPN al euskera en Navarra: utilizar la única alcaldía que mantiene en la Comarca de Panplona, la Cendea de Cizur, para solicitar la salida de este municipio de la zona mixta e incluirse en la zona no vascófona. A la contra y en negativo, cuando decenas de localidades navarras hasta ahora en la zona no vascófona están reclamando su paso a la zona mixta para garantizar y ampliar los derechos de sus habitantes. Y en sentido contrario a la posición ampliamente mayoritaria de la sociedad navarra. Releo la carta al director de una docena de cargos público y militantes de UPN euskaldunes que publicó DIARIO DE NOTICIAS hace un par de semanas y me pregunto qué pensarán de esta decisión. Si piensan de verdad lo que allí escribían sobre el euskera no pueden estar de acuerdo con una medida que perjudica y discrimina a los ciudadanos de la Cendea de Cizur y sólo llevará confrontación a la localidad. Pero difícilmente lo expresarán en público. Siempre a la contra y siempre contra todo que no se ajuste a su verdad absoluta y su pensamiento único. UPN, sobre todo desde 2000, aprovechó su poder institucional y municipal para imponer unas leyes regresivas contra el euskera convirtiendo a Navarra en el único territorio de la Europa democrática que legislaba y actuaba -en contra de la normativa europea sobre lenguas minorizadas como le amonestó en más de una ocasión el Consejo de Euskera- contra una de sus lenguas propias en lugar de protegerla e impulsar su normalización. Es todo tan viejo, tan anquilosado en aquel pasado en que se perseguía el euskera y se amenazaba con multas y cárcel a quienes lo hablaran, tan lejano a la realidad de la sociedad navarra actual, tan difícil de creer en el siglo XXI, tan absurdo, tan fanático y antidemocrático que ya da más pena que otra cosa. No quieren ver ni saber nada en positivo de Navarra. Ésa es su pesada carga política ahora.
Joseba Santamaría, en Diario de Noticias
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