En lo más profundo del derecho a la educación, se esconde la igualdad de oportunidades. Está ahí en lo más hondo del mismo modo en el que en lo profundo de los relojes –como advertía Cortázar en sus Instrucciones para darles cuerda– está la muerte. Un buen sistema de enseñanza es aquel capaz de garantizar que, si un niño sueña con ser neurocirujano, físico teórico o astronauta pueda llegar a serlo sin importar los recursos de los que disponga su familia. Solo tiene que esforzarse mucho, lo suficiente. Esa es la igualdad de oportunidades. Y en ese camino, un sistema de becas generoso y justo juega un papel esencial.
Siendo esto así, la acusación lanzada por Alberto Catalán (UPN) de que la nueva convocatoria de beca supone «un golpe a la igualdad de oportunidades», resulta gravísima. Pero rascando en sus declaraciones, se ve que como igualdad de oportunidades entiende más bien la libertad de elección de centro. Y ahondando un poco más, se aprecia que lo que le preocupa es que las ayudas para los que eligen la Universidad de Navarra hayan modificado algunos criterios o, más bien, se hayan anulado algunas de las excepciones favorables al centro. (klik egin-ver más)
Aritz Intxusta, en GARA
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