Si se les preguntara en privado, es muy probable que la mayoría de los miembros de las nuevas cámaras dijeran que no está de acuerdo con que cuatro diputados y un senador, los catalanes del procés, estén en prisión. La simpatía, incluso el afecto, con que muchos de ellos los acogieron en la sesión constitutiva de Las Cortes -no pocos se empujaban para poderles dar la mano- abre el camino a esa hipótesis. Pero la opinión de los representantes de la ciudadanía no cuenta en este asunto. Ahí quien manda es Manuel Marchena, el presidente de la sala que los está juzgando. El hombre que esta semana se ha permitido doblar el pulso a la presidencia del Congreso y el que dentro de poco, con su sentencia, puede decidir el devenir político del país. (klik egin-ver más)
Carlos Elordi, en eldiario.es
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