Mariano Ferrer (Donostia 1940-2019) nos deja un boquete en el alma colectiva. El impacto de su fallecimiento ha trascendido mucho más allá de los círculos que lo trataron porque su rol de comunicador durante más de 40 años alcanzó un espectro amplio, más allá de Gipuzkoa.
La cultura cívica vasquista y de izquierda de tres generaciones no se entiende sin el magisterio periodístico y compromiso sin concesiones de Mariano en el tardofranquismo, en la democracia de perfil bajo y con violencias y en el tiempo post ETA. Fue un referente en los tres momentos.
Para la sociedad guipuzcoana en el tardofranquismo fue importante puesto que de 1971 a 1977 fue subdirector de Radio Popular de San Sebastián (Herri Irratia) cargo que ostentó a pesar de secularizarse y abandonar la Compañía de Jesús. Fueron un fenómeno social los amaneceres de información en “Radio Reloj” comentando titulares de prensa franquista e internacional hablando -arriesgadamente- al corazón de la gente a base de entrelíneas y sobreentendidos con el metalenguaje del sugerir sin decir (para no ser denunciado) desvelando las contradicciones entre la dura realidad sin libertad y la comunicación controlada por el Régimen. Igualmente con el mítico “Kiosko de la Rosi” años después. (klik egin-ver más)
Pedro Ibarra y Ramon Zallo, amigos y compañeros de fatigas
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