Hubo un tiempo en el que Guatemala pensó que las cosas podrían ser diferentes, que era posible una institucionalidad que no dependiese de militares ultras, empresarios voraces y políticos corruptos.
Con el triunfo de Alejandro Giammattei en las elecciones del domingo ese ciclo aperturista se cierra definitivamente. El país centroamericano entra en un proceso de restauración que permitirá las élites tradicionales seguir al frente sin temor a ser perseguidos por instituciones como la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), la agencia contra la corrupción de la ONU desmantelada por el gobierno de Jimmy Morales.
El nuevo presidente deberá gestionar también el acuerdo firmado por su antecesor para convertir a Guatemala en «tercer país seguro» para migrantes. (klik egin-ver más)
Alberto Pradilla, en GARA
No hay comentarios:
Publicar un comentario