No va a haber Sanfermines, ni va a haber otro montón de eventos y cuestiones que generaban muchísimo trabajo, ingresos y beneficios para esta comunidad. Si muchas empresas y autónomos van a sufrir las consecuencias de esto, comercios y hostelería pueden ser de las que más. Espero, por tanto, que cuando tengamos la opción comencemos quienes podamos a insuflar vida en esos establecimientos que hacen que esto sea una ciudad –y cada uno donde viva– y no un inmenso conjunto de bloques de pisos. No lo hacía antes, pero tampoco ahora estoy comprando nada al señor Bezos, ni a nadie similar. Las pequeñas librerías –La Valeta, Chundarata, Muga, Abárzuza, etc– de las que echaba mano antes de esto funcionan por correo y estarán ahí cuando pueda entrar a dejarme el dinero que no me he podido dejar ahora. Mientras lo tenga, claro. Lo mismo para los bares y cafeterías y pequeñas tiendas de todo tipo que pueblan la ciudad y que hacen que pasear por sus calles siga siendo algo más allá de un puro acto físico. Si algo nos ha enseñado esta crisis como sociedad es que dependemos mucho de quienes tenemos más cerca y viceversa. Que si los que están cerca están bien las opciones de que eso nos beneficie también a nosotros son mayores. Que quizá es mejor tener una prenda de 100 euros comprada en una tienda que respeta las condiciones tanto de sus trabajadores como de quienes fabrican la prenda que comprar 5 prendas de 20 fabricadas a saber cómo. Cosas que ya tendríamos que saber desde hace mucho, pero que ahora tal vez se vuelvan más evidentes: cuanto más cerca de casa dejas el dinero que gastas más ayudas a que tu entorno sea más rico, saludable y próspero. La ciudad lo está pasando mal, lo va a pasar aún peor en muchos sectores durante un tiempo, que ojalá sea corto. Cada uno a su manera y nivel podemos minimizar ese impacto. Ahorrarse 1 euro a veces sale carísimo.
Jorge Nagore, en Diario de Noticias
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