Los alcaldes muy alcaldes resultan complicados de entrevistar, pues enseguida se escapan a hablarte del socavón de tal o cual calle. Arrizubieta es muy alcalde. Le visitamos un año después de que el Zidakos inundara Tafalla y nos recibe contándonos lo duro que fue su ingreso por coronavirus. En Tafalla el covid-19 pegó un golpe de los duros. En el Ayuntamiento han estado haciendo medias de cuántos tafalleses morían otros años y cuántos han muerto este. El dato de otros años estaba en menos de 20 y este año se les ha disparado a 70.
Hace un año de la riada. La situación es hoy distinta, aunque no mucho mejor.
Ha cambiado radicalmente el problema. Hace un año teníamos las calles llenas de barro, pero también cientos y cientos de personas echándose la mano los unos a los otros, ayudándose. El día 8 de julio fue la ola del agua, el barro y la destrucción, a partir del día 9, la ola fue de solidaridad. Me impresionó más la reacción de la gente que los destrozos. Fue totalmente espontáneo. Inmediatamente se organizó desde el Ayuntamiento, pero la reacción, ese auzolan colosal, fue espontáneo. Los jóvenes, a los que tanto se critica, estuvieron en primera línea. El año pasado, para los jóvenes de Tafalla tampoco hubo sanfermines. No se miró si este es de derechas, este de izquierdas o el otro vota no se qué. Nos unió mucho. Fue muy simple: «Necesitas ayuda, pues venimos a ayudarte». (klik egin-ver más)
Aritz Intxusta, en GARA
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