Se cumple medio siglo de una de las masacres que conmocionó al mundo. Aquel 30 de enero de 1972 miles de católicos republicanos marchaban en la ciudad de Derry para protestar contra los encarcelamientos sin juicio previo. Todo discurría con normalidad hasta que los militares británicos que vigilaban la marcha, para evitar que alcanzara el centro de la ciudad, abrieron fuego contra los manifestantes sin previo aviso. Hubo 14 muertos. La mitad, chavales que no superaban los 19 años.
Tuvieron que pasar casi 4 décadas para que el Gobierno británico admitiera su responsabilidad en lo ocurrido. “Lo que sucedió el Domingo Sangriento fue injustificado e injustificable”, aseguró el entonces primer ministro David Cameron al presentar las conclusiones de la investigación definitiva sobre lo ocurrido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario