martes, 26 de agosto de 2008

RECORDATORIO a OBAMA Y McCAIN



NADIE GANA UNA GUERRA

(Del The Boston Globe, 17/7/2008 – traducido por Daniel Escribano para la revista” SIN PERMISO”)
Barack Obama y John McCain siguen discutiendo sobre guerra. McCain dice que hay que mantener las tropas en Irak hasta que “ganemos” y apoya el envío de más tropas a Afganistán. Obama propone retirar algunas (no todas) tropas de Irak y enviarlas para luchar y “ganar” en Afganistán.
Para alguien como yo, que combatió en la Segunda Guerra Mundial y que desde entonces ha protestado contra la guerra, es necesario preguntarse: ¿se han vuelto locos nuestros líderes políticos? ¿No han aprendido nada de nuestra historia reciente? ¿No han aprendido que nadie “gana en una guerra; antes bien, que mueren centenares de miles de seres humanos, la mayoría civiles, muchos de ellos niños?
¿”Ganamos” yendo a la guerra de Corea? El resultado fue tablas, dejando las cosas como estaban, con una dictadura en Corea del Sur y otra en Corea del Norte. Murieron más de dos millones de personas –la mayoría civiles-, los Estados Unidos arrojaron NAPALM sobre niños y 50.000 soldados americanos perdieron la vida.
¿”Ganamos” en Vietnam? Fuimos obligados a retirarnos, pero sólo después de haber matado a dos millones de vietnamitas de nuevo la mayoría civiles, dejando nuevamente a niños quemados, mancos o cojos y con 58.000 soldados estadounidenses muertos.
¿Ganamos la primera guerra del Golfo? No, ciertamente. Sí, expulsamos a Saddam Hussein de Kuwait, con escasas bajas estadounidenses, pero murieron unos 100.000 iraquíes. Y las consecuencias fueron nefastas para los Estados Unidos: Saddam permaneció en el poder, lo que permitió a los Estados Unidos aumentar las sanciones económicas. Cosa que implicó la muerte de centenares de miles de iraquíes, según funcionarios de la ONU, y puso las bases para otra guerra.
En Afganistán los Estados Unidos declararon la “victoria” sobre los talibanes. Ahora los talibanes han vuelto y los ataques van en aumento. Las recientes muertes de militares estadounidenses sobrepasan las de Irak. ¿Qué hace pensar a Obama que el enviar más tropas a Afganistán vaya a producir la “victoria”? Y si lo hiciera, en un sentido puramente militar, ¿cuánto duraría y cuál sería el coste en vidas humanas en ambos bandos?
El resurgir de los combates en Afganistán es un buen momento para reflexionar sobre el inicio de la intervención de los EE.UU. allí. Debería haber sobradas razones para quienes dicen que atacar a Irak fue erróneo, pero que atacar a Afganistán fue correcto.
Reculemos al 11 de septiembre de 2001. Aviones yihadistas contra el World Trade Center y el Pentágono matan a cerca de 3.000 personas. Un acto terrorista, inexcusable por código moral alguno. La nación está excitada. El presidente Bush ordena la invasión y bombardeo de Afganistán y la población americana es arrastrada a aprobarla mediante una ola de miedo y cólera. Bush anuncia una “guerra contra el terror”.
Excepto los terroristas, todos estamos en contra del terror. Así que una guerra contra el terror sonaba bien. Pero Bush tenía un problema, que la mayoría de americanos, en caliente, no consideró: a pesar de su confiada bravuconada, no tenía ni idea de cómo hacer la guerra contra el terror.
Sí, Al Qaeda –un grupo de fanáticos relativamente pequeño pero implacable- era aparentemente responsable de los ataques. Y sí, había datos sobre que Osama bin Laden y otros operaban desde Afganistán. Pero los Estados Unidos no sabían exactamente dónde, así que invadieron y bombardearon el país entero. Eso hizo sentirse bien a mucha gente. “Teníamos que hacer algo”, se oía decir.
Sí, teníamos que hacer algo. Pero no irreflexiva ni desaprensivamente. ¿Aprobaríamos que un jefe de policía ordenara el bombardeo de todo un barrio donde hay un criminal atroz? Pronto la cifra de civiles muertos en Afganistán superaba los 3.000, lo que supone más que las muertes en los ataques del 11-S. Centenares de afganos fueron expulsados de sus casas y se convirtieron en refugiados errantes.
Dos meses después de la invasión de Afganistán, una historia del Boston Globe describía a un niño de 10 años en la cama de un hospital: “perdió los ojos y las manos por la bomba que explotó en su casa un domingo después de cenar”. El médico que le atendía dijo: “los Estados Unidos deben de estar pensando que es Osama. Si no lo es, ¿por qué hacen esto?
Deberíamos preguntar a los candidatos a la presidencia: ¿nuestra guerra en Afganistán está acabando con el terrorismo o lo está provocando? Y ¿no es la propia guerra terrorismo?

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