martes, 25 de agosto de 2009

LOS IMPUESTOS DE LAS RENTAS ALTAS

Según los datos de recaudación tributaria (datos oficiales, los que salen de la propia Hacienda Pública), en este país declaramos de media mayores rentas personales los asalariados que los empresarios. Esto solamente tiene dos explicaciones; que los empresarios son pobres (y que suelan ser ellos quienes compren los coches de lujo, se hospeden en los hoteles de cinco estrellas y coman en los restaurantes de muchos tenedores, es solo para despistar), o que defraudan sistemáticamente.

La razón parece llevar más bien a la segunda conclusión (habrá algunas honrosas excepciones, claro, pero la estadística señala que el fraude es generalizado) . En este país (y probablemente en muchos más) las rentas más altas apenas pagan impuestos. Entre las rebajas y deducciones que consiguen y lo que defraudan han conseguido darle la vuelta a la revolución burguesa del siglo XIX. Hasta entonces los nobles estaban exentos de pagar impuestos, cosa que solo hacían los plebeyos y en buena parte a los propios nobles que eran sus señores feudales. Los burgueses que hicieron las revoluciones liberales consiguieron implantar el principio de igualdad ante la ley y que todos los ciudadanos estuvieran obligados a pagar impuestos a una Hacienda Pública que satisfaciera las necesidades comunes. La realidad ha ido por otros derroteros; se ha creado una nueva clase aristocrática exenta de contribuir y que además, aunque ya no cobre directamente los tributos a sus súbditos, se las ingenia para ir incrementando su participación en la renta nacional. (klik egin-ver más)
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